[SciDev.net] Investigadores argentinos hallaron que el modo en que las personas utilizan un insecticida en los tanques de almacenamiento de agua hace variar su eficacia contra las larvas del mosquito Aedes aegypti, el agente transmisor del dengue. El dengue afecta a 50 millones de personas y causa 30 mil muertes por año a nivel global. En Argentina, la mayor epidemia registrada en el país ocurrió en 2009, cuando se registraron 27 mil personas afectadas.
“Encontramos que la duración del efecto del insecticida temephos depende de cómo las personas utilizan el agua del tanque en sus casas”, dijo a SciDev.Net Ricardo Gürtler, investigador principal del CONICET, director del Laboratorio de Eco-Epidemiología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y coautor del estudio, publicado en PLoS Neglected Tropical Diseases (22 de marzo).
Los recipientes para almacenar agua son lugares ideales para la reproducción del mosquito transmisor. Suministrar el insecticida en los tanques de agua ayuda a matar las larvas.
El estudio demostró que si el temephos granulado se sumerge en bolsas zip-lock con pequeños agujeros, éste resiste más tiempo los recambios de agua (3,4 semanas). En cambio, el insecticida se pierde más rápido (2,4 semanas) si es administrado directamente en el agua con una cuchara.
La investigación, realizada en la ciudad de Clorinda, en el norte de Argentina, mostró que el efecto residual del temephos también se reducía mientras más se rellenaba el tanque, lo que ocurría con más frecuencia cuando se usaba agua corriente de red y menos cuando se acumulaba agua de lluvia.
“Cuanto más tiempo dura el temephos en los recipientes, más dura su efecto larvicida y, por lo tanto, durante más tiempo se impide que los mosquitos se críen”, explicó Fernando Garelli, becario doctoral del CONICET que hizo la investigación como parte de su doctorado sobre la eco-epidemiología del dengue.
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